Para poder beber hace falta la gota. Para formar el mar hace falta la gota. Para que no muera mi rosa hace falta la última gota.
Tenemos que votar y eso genera tantos sentimientos encontrados, ante cantos de sirena, ante dudas, ante ¿para qué?
Y otra vez vuelvo a lo determinante que resulta lo ínfimo. Sobre todo porque cada uno, cada persona le valió a Cristo derramar su sangre -en la que también la última gota nos la regaló del corazón-. Pero también porque sin el cada uno no existe el todo humano, ¡incluso el todo argentino!. Ahí van unas imágenes que quieren animar a dar nuestra gota, a aportar lo nuestro a la tremenda sed general (la imagen de la samaritana es contemporánea, mosaicos del Centro Alletti, que adornan la capilla Redemptoris Mater)
1 comentario:
¡Iremos a poner nuestra gota!
Si visitás mi blog, no dejes de firmar con la identidad de éste, así se pasan de tu comentario a tu blog.
Un abrazo
Publicar un comentario