domingo, 17 de junio de 2007

¿Dios tiene corazón? - II - Un corazón para ver


Ya casi se nos ha hecho un lugar común lo que nos dijo el Principito: "sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos". Pero igualmente sigue alumbrando nuestras cotidianas tinieblas. ¿Cuántas veces miramos con el corazón? ¿Y cuántas otras tan solo con los ojos?

En los primeras frases del capítulo 3 del libro del Éxodo, se nos dice que cuando el pueblo de Israel sufría la opresión en Egipto (nos ubicamos hace 3300 años) para poder ver lo que realmente pasaba, Dios miró con su corazón. Y se estremeció por lo que veía. Y ahí mismito empezó lo crucial de la historia de salvación. Ahí fue cuando Dios empezó a hacerse nuestro compañero de camino. Dejándonos la libertad, pero con esta posibilidad de que otro nos repare, nos libere.

¿Qué tal si usamos un poco más el corazón para mirar? ¿Cómo se nos puede cambiar la realidad concreta que vivimos (la de nuestro trabajo, los rostros de quienes amamos y de quienes no queremos, las mochilas que acarreamos)? ¿Cómo pueden ir cambiando nuestras relaciones humanas? Seguro que para bien.

viernes, 15 de junio de 2007

¿DIOS TIENE CORAZÓN?


Esta pregunta me resulta de las más inquietantes e inspiradoras. Yo creo que sí, que Dios tiene corazón. Pero entonces se me plantea otra pregunta: ¿por qué será que Dios quiso mostrarse como Corazón? "He aquí el Corazón que tanto ha amado a cada persona humana". Es como el secreto que da sentido a cada pregunta, a cada problema, a cada alegría. No explica todo, pero muestra, se muestra, él mismo:

Muestra un cuerpo herido, cuya herida, ya resucitada, sigue abierta; una herida de la que no sale más que el agua y la sangre, es decir: la vida. Una vida que sigue fluyendo, para llegar a todos: a todos los heridos, a vos y a mí, a los viejitos solos y a los niños violentados, a las mujeres que no se cansan y a los varones que dudan... "Sus heridas nos han curado". Hoy festejamos esto. Que no nos asusten tanto las heridas, ahí están, las de todos, y de ellas puede salir vida. Tan sólo centrar la mirada en ese Corazón.